Los cambios acontecidos en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX afectaron de manera profunda la estructura social, económica y cultural del país. A nivel urbano, la influencia cultural europea, el hermoseamiento de las ciudades y la construcción de opulentos palacios contrastaron con las paupérrimas condiciones de vida de las clases bajas, al mismo tiempo que coincidieron con un notable aumento en el número de sirvientes.
Las transformaciones vividas en los sectores acomodados impactaron profundamente las relaciones laborales del servicio doméstico, modificando su funcionamiento tradicional, pues estos ya
no eran aquellos criados que habían caracterizado a la sociedad chilena. Su trabajo dejó de ser perpetuo y ligado a un solo hogar, volviéndose más efímero y dependiente de mejores condiciones económicas, lo que generó tensiones significativas.
Desde la influencia de la cultura europea hasta el notable crecimiento de los sirvientes en ciudades como Santiago y Concepción, este libro revela cómo la modernización del país reconfiguró las prácticas sociales y las relaciones laborales de la servidumbre local. A través de la historia de los niños dedicados al servicio doméstico, de los conflictos judiciales que envolvían a estos trabajadores, de los intentos de regulación y del crecimiento del número de sirvientes, esta investigación explora las profundas transformaciones que afectaron al Chile de la segunda mitad del siglo XIX.
