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26,60 €Si la melancolÃa corre el peligro de perder el estatuto que ha tenido durante siglos, en una época atravesada por el capitalismo, de individuos aparentemente libres y solos, de sobreabundancia de objetos, en que la tristeza es un pecado (pero no lo es tanto estar apático y vacÃo), en este caso, es el momento más adecuado para hablar de la melancolÃa, y cuanto más, mejor. El melancólico contemporáneo, si es que existe, tiene muchas dificultades para poder estar triste. La psiquiatrÃa ha emprendido un retroceso inesperado y ha vuelto al hogar que abandonó en los años setenta: la casa de la neuropsiquiatrÃa. Su estudio de las formas clÃnicas de la tristeza es un balón de oxÃgeno que mejora nuestro presente.